Los dos valerosos policías que el pasado martes fallecieron cuando trataban de repeler a un delincuente armado en el distrito del Rímac, ya descansan en su morada eterna.
Acompañado de sus familiares, sus amigos y compañeros de la institución policial, el féretro con los restos del brigadier de la PNP, José Luis Pacheco Paredes, llegó esta tarde al cementerio Santa Rosa de Chorrillos para recibir cristiana sepultura.
Durante la ceremonia de despedida al valeroso efectivo del orden, que encabezó el comandante general de la Policía Nacional, general José Luis Lavalle Santa Cruz, se leyó la resolución que disponía su ascenso póstumo al grado inmediato superior.
Una similar situación se vivió en el cementerio Campo Fe de Puente Piedra hasta donde llegó el cortejo fúnebre del suboficial técnico de primera, Javier Alfonso Chaupis Lezameta, desde su vivienda en la urbanización Villa Norte en los Olivos.
Las exequias de los valerosos agentes de seguridad, como era de esperarse, se realizaron en medio del dolor de familiares y amigos que aún no podían entender cómo la delincuencia les pudo arrebatar la vida.
Ambos policías fueron asesinados por un delincuente a la altura de la quinta cuadra del jirón Francisco Pizarro, quien a balazos evitó ser intervenido. poco después, sin embargo, fue detenido cuando estaba herido de bala y poco después dejó de existir en el Hospital Cayetano.
Andina
